Una de los aspectos que más me fascina, sorprende y ala vez «indigna»es todo lo referente al milagro de la vida. Nunca dejaremos de aprender, aunque es frustrante ver como los seres humanos hemos ido en contra de la naturaleza en todo lo que a estos temas se refiere. Afortunadamente hay una «vuelta» a nuestros orígenes, a nuestra esencia como animales que somos y pienso (argumentadamente además) que es la manera correcta y la más beneficiosa en uno de los procesos en los que pervive este instinto.
A pesar de llevar años leyendo artículos, libros, asistido a charlas, reuniones, etc. a cerca de temas relacionados con el embarazo, parto y crianza hace tan sólo unos meses que escuché hablar de la práctica de la placentofagia, es decir, del consumo de la placenta tras el parto (tras mi segundo parto toqué y olí la placenta, pero… nada más) a través de una de mis mejores amigas que recientemente dio a luz en su casa, y su matrona le propuso esta opción. Su experiencia muy gratificante y ella misma (entre otros factores) ha notado sentirse con más energía que tras sus dos partos anteriores.
A raíz de tan interesante cuestión y contrastar su experiencia me puse a leer sobre el tema. Todavía no existe una bibliografía extensa, pero en todas mis fuentes de información hacen referencia este interesantísimo documento científico, en el que se explican (hago un breve resumen) algunos de los siguientes aspectos:
La placenta humana, sabiduría genética, instinto inteligente
(En el nº 3 de la revista de divulgación científica «Gen-T»)
1. Todos los mamíferos placentados (salvo raras excepciones en cuyo defecto ingieren los fluídos del parto) tanto hervívoros como carnívoros ingieren la placenta. El ser humano también lo hizo hace años hasta que se perdió la práctica por múltiples motivos culturales, mágico-religiosas, etc. llegándola a convertir en tabú. Cuestiones de estudio en la sociología, psicología y antropología actuales)
2. Es un órgano con un altísimo valor nutricional además de hormonas, vitaminas, minerales, etc fundamentales para la recuperación postparto (tanto física como anímica de madre y bebé). Al ser además rica en Vitamina K disminuye el riesgo de hemorragia (una de las causas principales de las complicaciones tras dar a luz) e incluso podría ser fundamental su consumo para esa aportación a la leche materna, que como todas las madres lactantes sabemos es la única que se halla deficitaria en nuestra leche (la naturaleza es muy sabia…)
3. La presencia del gen PEG3, en el cual se determina la placentogafia como un comportamiento inducido en los mamíferos placentados. Esto descarta hipótesis como las que ahora se creían de que el consumo de la placenta era para despistar a los depredadores (ya que además los líquidos del parto no se ingieren ye esto podría llamar poderosamente su atención). «La investigación médica se dirige hacia una nueva comprensión de la fisiología del parto y la lactancia en los seres humanos».
4. Se puede mantener congelada manteniendo sus propiedades durante los primeros 6 meses, existen numerosas y variadas recetas. El sabor es comparable al de algunas carnes. Mi amiga la preparó en batido con frutas y la compartió con los demás miembros de su familia.
Tanto en zonas de Estados Unidos como del Reino Unido es incluso común celebrar la Placenta Party, en la cual se prepara una comida en la que se prepara y se comparte con los seres más queridos ofreciéndoles tan valioso alimento. También se ha utilizado por sus propiedades en la medicina china tradicional.
5. También se realizan impresiones con la placenta: arte orgánico!
Como conclusión, me quedo con la del estudio al que hago referencia en líneas anteriores: «La fisiología del ser humano y en especial del parto, tiene una asignatura pendiente con respecto al estudio de la función extrauterina de la placenta. El conocimiento actual sobre la composición bioquímica del líquido amniótico y la placenta humana nos permiten comprender que su actividad no acaba al finalizar su misión intrauterina. Se nos ha abierto una puerta al estudio desde el punto de vista nutricional, los mecanismos genéticos, inmunológicos y neuroendocrinos destinados a la restauración del equilibrio materno tras el parto y el establecimeinto de una lactancia materna específica, personalizda. El futuro de las investigaciones en esta línea quizás nos aporte nuevas herramientas terapéuticas y una comprensión más completa del ser humano como un mamífero inteligente, servidor de la naturaleza a la cual venera como fuente de vida. Algo que no suene a cambio climático, hambre y guerra. El asco y los prejuicios son las vendas que impiden avanzar a la ciencia en el estudio de los mecanismos naturales. La ciencia mira con la intención de aprender, el necio juzga sin ni siquiera mirar. «
Os dejo otros links de interés:
Parir en libertad, Nacer con respeto
Medicina y Altitud: Consejos y Experiencia
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=ZJrFihZEwsA]
* Las fotografías pertenecen a los diferentes links y artículos que menciono en el post
0 comentarios en «Placentofagia: Una práctica inherente a nuestra genética»
Muy interesante Pilar!! Gracias por compartir. es cierto que la placenta tiene un alto valor nutricional pero también que culturalmente no estamos acostumbrados. Un beso
Sí, por eso es importante que le demos difusión y superemos prejuicios! Gracias a tí Susana!