A Rosalía de Castro la tengo siempre presente desde mi niñez: por su condición de padronesa, mujer, artista, revolucionaria y madre. Compartimos además apellido, lo cual no deja de ser un orgullo ante tal referente. Pero tópicos aparte, sobre la imagen muchas veces distorsionada que se ha forjado sobre la poetisa, lo cierto, y tal como comenta el autor del primer estudio iconográfico sobre la poeta gallega, el historiador Fernando Pereira Bueno: «Tal y como está hoy el nivel de conocimiento de la escritora, si se manipularon su obra y sus escritos ¿cómo no se iba a retocar también su imagen física? ¿Tiene algo que ver la imagen de Rosalía con la persona de Rosalía?«.
Frente a la Rosalía melancólica triste y cansada y muchas veces eclipsada por su excelente obra poética con el amor desgraciado como tema recurrente, existe una Rosalía consciente, luchadora y valiente que plasma una clara denuncia social combinada con una fuerte reivindicación feminista, asuntos muy vigentes, por desgracia, todavía, lo cual además de su faceta artística, su valor y su carácter visionario, la elevan a la categoría de genio. Quizá estas características sean más evidentes en su -no tan conocida- obra en prosa, en la que, sobre todo a partir de los personajes femeninos, Rosalía va a reflejar una dualidad constante: los que se acercan a las divinidades celtas y se rebelan para ser libres, y las mujeres que permiten ser sometidas y llega a plasmarlas incluso como diabólicas.
Qué decir de su biografía: hija de soltera y un sacerdote, o su condición de «escritora» tan mal vista en la época. «A tola» tuvo que luchar incesantemente a lo largo de su vida entre infinidad de normas sociales, muchas de ellas todavía imperantes…
Fragmento de carta a una mujer que quería ser escritora: «¡Qué continuo tormento!; por la calle te señalan constantemente, y no para bien, y en todas partes murmuran de ti. Si vas a la tertulia y hablas de algo de lo que sabes, si te expresas en un lenguaje algo correcto, te llaman bachillera, dicen que te escuchas a ti misma, que lo quieres saber todo. Si guardas una prudente reserva, ¡qué fatua!, ¡qué orgullosa!; te desdeñas de hablar como no sea con literatos (…) Si te agrada la sociedad, pretendes lucirte, quieres que se hable de ti, no hay función sin tarasca. Si vives apartada del trato de las gentes es que te haces la interesante, estás loca, tu carácter es atrabiliario e insoportable…«. Todo ello la llevó a ser incluso acusada de misoginia, puesto que narraba opciones como el suicidio de sus personajes en unos casos, o el comportarse como un mero objeto en otros, con tal de liberarse de las cadenas la sociedad patriarcal. También criticó a las mujeres de la alta sociedad, que a pesar de poder gozar de independencia económica continuaban sucumbiendo a los patrones más machistas de la época. Por contra, y en defensa del matriarcado gallego, mujeres dueñas de su existencia y autoproclamadas como independientes: también existen, también son posibles y reales.
«Oh! ¡Señor de justicia! ¡Brazo del débil y del pobre! ¿Por qué no te alzas contra el rico y el poderoso que así oprimen a la mujer, que la cargan de grillos mucho más pesados que los de los calabozos, y que ni aún la dejan quejarse de su desgracia? Infelices criaturas, seres desheredados que moráis en las desoladas montañas de mi país, mujeres hermosas y desdichadas que no conocéis más vida que la servidumbre, abandonad vuestras cumbres queridas en donde se conservan perennes los usos del feudalismo. (…) A vosotras, hermanas mías en sexo y en corazón; a vosotras, las de tiernos sentimientos y alma compasiva, es a quienes suplico que tendáis la mano a esos desamparados seres que vagan sobre la tierra, como frías y solitarias sombras, como hoja que arrastran los vientos encontrados. Tendámosles la mano todas las mujeres…; ¿no son ellos el fruto de nuestra debilidad o de nuestro crimen?…» (Fragmento de La Hija del Mar)
Por todo ello es casi una obligación estudiar y analizar su obra y cualquier aspecto en torno a nuestra poetisa, leerla en su totalidad, por supuesto difundirla y continuar aprendiendo. Fuente inagotable de motivación, Rosalía aúna todas las preocupaciones que todavía están latentes hoy en día. Fue infravalorada durante mucho tiempo, y desde una visión reduccionista, superficial e ignorante. Con una cultura muy superior a la media de la época (estudió Francés, Pintura, Música, Teatro…) y reivindicando siempre una educación de calidad para las mujeres, Rosalía conocía todas las corrientes de la época: Socialismo Utópico, Democratismo Revolucionario, Republicanismo, Descentralización. Con ella se inaugura la Historia contemporánea de Galicia. Demasiado moderna para su época (denunciaba hechos que eran asumidos con total naturalidad en aquél entonces como por ejemplo los de índole ecologista), y quizá por ello incomprendida. Rosalía sabía perfectamente lo que escribía… y aún en la actualidad no dejamos de sorprendernos con su visionario legado.
A pesar de ser «apoyada» por su marido Manuel Murguía, Rosalía pretendía escribir no sólo sobre lo que sentía (que era lo que permitían en todo caso a las mujeres de su época) sino sobre lo que sabía, reclamando la inteligencia de las mujeres y expresándose de igual manera que un hombre.
El 24 de febrero se celebra su día, en el que entre diversos actos y conmemoraciones quiero destacar su epistolario online, que publicó el Consello da Cultura, 16 cartas personales de enorme valor en las que se muestra la cara más íntima de Rosalía: Con todo ello se pone de manifiesto y descubrimos y redescubrimos una y otra vez su GIGANTESCA OBRA por todo lo que representa: Una importante producción poética romántica, su papel en el renacimiento de la Lengua Gallega, conclusiones filosóficas universales, una clara denuncia social y una prosa de un valor sin igual al servicio del feminismo. TODO lo que gira en torno a Rosalía constituye un legado universal sin parangón ¡Gracias Rosalía de Castro!
0 comentarios en «La reivindicación femenina en el legado de Rosalía de Castro»
me encanta Rosalia. De pequeña cuando estudié en mi Colegio me inculcaron su obra, y tengo que reconocer hoy en día, que toda vía recuerdo muchos de sus Poemas. Conozco a gente de Padrón, y están haciendo una gran labor por el pueblo.
Su obra y todo lo que ha significado y significa es una joya universal que por suerte, como bien dices, está cada día más viva. Gracias Cris